Democratizando la capacidad de influir.

En México, el llamado “Cuarto Poder”, es decir los medios de comunicación, han demostrado que de cuartos no tienen nada, ya que su poder de incidencia es abrumador y su capacidad de conducir el rumbo de la sociedad lo pone en algunas circunstancias como el primero. En nuestro país han servido mantener un régimen autoritario como el del PRI. Estos mismos medios (Televisa), fueron quienes tomaron la decisión de alejarse de su línea habitual y abrazar la transición. El día de hoy en el entorno de la explosión informativa y organizativa de las redes sociales, los medios tradicionales tienen una competencia con la que no tienen más remedio que convivir.

Como cualquier poder, los medios de comunicación tienen la capacidad de influir, en algunos casos esta atribución es usada para beneficiarse, dejando de lado las necesidades de la sociedad y del país. Aunque debo partir de la convicción, de que los medios no deben ser objetivos, naturalmente obedecen a intereses, representan posturas y sus comunicadores tienen conciencias, por lo que aspirar a un medio objetivo sería una terquedad tremenda. A lo que si se puede aspirar e incluso se debe exigir es a la representación amplia de las visiones, en beneficio de una formación de opinión con mayores argumentos.

El monopolio ejercido por Grupo Televisa, sus estaciones de radio (Grupo Formula y WRadio) y sus editoriales conforman la mayor fuente de información de la sociedad teniendo una cobertura total en nuestro país y una audiencia que ronda los 70 millones de mexicanos. El poder es tal, que no se entiende el predominio del PRI en el Siglo XX sin la participación de los Azcárraga, asumida esta posición por ellos con la máxima de Azcárraga Milmo “Yo soy el primer soldado del PRI”.

TV Azteca, MVS, algunos diarios como “El Universal”, “Reforma” y “Excélsior”, los recientes canales Milenio y Cadena 3 (Grupo Imagen), aportan un mínimo pero primigenio panorama de perspectiva diferente a la línea que Televisa estaba acostumbrada a imponer. En los casos en que se pretendía cambiar el rumbo, se debía consultar y buscar la anuencia de Televisa y de sus allegados, por eso hoy cuando vemos la lucha entre la televisora y Grupo Carso, percibo un gran desventaja, el poder de la pantalla mexicana que sobrepasa cualquier expresión en nuestro país.

La transformación de la información, del análisis, de la crítica en México se está forjando a través de las redes sociales, fenómeno que ”la industria” y la sociedad no previeron pero que está causando un punto de inflexión en las relaciones de poder, de manera tal que en Twitter y Facebook nosotros nos convertimos en fuente de información, nosotros producimos y generamos los contenidos, sin ninguna necesidad de consultar a los medios tradicionales.

Ahora los medios habituales citan como fuente Twitter y sus comunicadores migran a la red como recurso, como método, como convicción o simplemente con la conciencia de que entrar a esta red implica exponer tus ideas, contrastar tus pensamientos y lo más difícil, poner a consideración el peso de tus argumentos como nunca antes en la historia.

Todo lo anterior con la intención instintiva de influir, aun en las redes sociales conservamos la fascinación por cambiar al otro, por hacerlo entrar en razón y conseguir un resultado. La tecnología acerco a toda la sociedad, democratizando la capacidad e influir.

Los medios masivos marcan una línea por lo que pueden ser señalados como PRI istas, PAN istas o de izquierda, hoy nuestra responsabilidad es hacer lo mismo, dotarnos de los medios necesarios para exponer el PRI ismo, el PAN ismo y la izquierda con nuevos postulados y con nuevas formas de autocritica tan necesaria y poco vista en los medios tradicionales.

Un ejemplo de cómo se democratiza la capacidad de influir, es el de dos periodistas más populares en México, que se encontraron en el ojo del huracán por razones diametralmente opuestas, Aristegui y Lopez-Doriga, por un lado tenemos a la periodista con mayor opinión favorable con el 84% y por el otro al periodista más conocido en México con el 91% (1).
Desmenuzados en Twitter por sus errores orales, los dos, construyendo un clima de presión tal que me puede arriesgar a decir que en esta red se decidió el resolución de sus casos.

Lo que vemos en el mundo Árabe es inimaginable sin la asistencia de las redes sociales, que en este caso permean en el sistema político, en la relación de la sociedad con sus gobernantes, sin el auxilio necesario de los medios tradicionales que cargan con un gran peso que los imposibilita moverse al ritmo que la sociedad requiere y exige.

La ley es poco clara entre la relación del poder y los medios, estos no cuentan con ningún criterio que evalué su servicio a la comunidad , en los medios tradicionales no vemos autocritica, venden noticias por diversos fines y en sus casos extremos venden ideologías. No existen en los medios reglas claras, , son decisiones discrecionales que influyen directamente en la sociedad.

Necesitaríamos mecanismos legales para regular a los medios, porque cada vez que se habla del tema, los periodistas gritan censura¡¡ aunque los medios necesitan profesionalizar, con criterio parámetros y estándares fijos. La falta de normas hace que los medios pueden dirigir la conciencia de la ciudadanía a su antojo, hoy la tecnología es un factor de democracia para la sociedad.

Como harán los periodistas para mantener un periódico cuando la gente se entera en el momento, en vivo, con twitteros en todas partes, incluyendo en reuniones políticas reportando, reseñando. Hoy la sociedad tiene sus propios corresponsables de la información.

El sistema de medios no va avanzar sin los ciudadanos, el sistema democrático está avanzando por que los ciudadanos cuentan con las herramientas para expresarse, para objetar y contrastar la información oficial y la información mediática.

Ante un panorama de medios y gobiernos que se manejan como omnipotentes, nos damos cuenta que de a poco, las redes sociales están funcionando como un poder, que aunque pequeño en apariencia, es grande en su capacidad de convocatoria legitimando su posición y ampliando el polo de influencia a todos nosotros, generando democracia.
(1) Carta Paramétrica. Quién es quién: Imagen de los comunicadores en México

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