Vuelta al laberinto autoritario.

Texto publicado en Red Siete el dia 30 de mayo 2011




En estos momentos nadie puede negar los vicios culturales, las tragedias democráticas y el desastre económico – social en el que el PRI tuvo al país en sus 7 décadas en el poder, son innegables las practicas viles para ganar las elecciones, alejadas de las buenas maneras democráticas y su absoluto des interés por la opinión de la sociedad, sumergiéndola en un laberinto donde el único camino era el conformismo de Pedro Infante y de Cantinflas.


Una de las rebabas mas significativas del viejo régimen en el sistema político aun después de la transición, son las nulas prácticas culturales democráticas, incentivos para aceptar de buena manera una derrota y trabajar juntos por el bien común, por ejemplo, a pesar de gozar de lleno las libertades no tenemos la costumbre para explotar todo el potencial de vivir en democracia. Por ello vemos aun, actos de mesianismo, nepotismo, populismo, extremismo y en ocasiones anarquismo por parte de algunos actores políticos.


En el 2006 Lopez Obrador dio muestra de algunos de los peores vicios del PRI, el poder por el poder, la manipulación, la compra de voluntades, la corrupción y aunado a eso, populismo y mesianismo, lo que desemboco en que fuese denominado un peligro para México. Pienso que Peña Nieto como candidato del PRI no representa un peligro para México, el solo implica la vuelta al autoritarismo, un riesgo para la democracia que por inexperta, da espacio a expresiones anárquicas y absurdas como las que presenta el revolucionario.


La vuelta al autoritarismo es lo que significa “el nuevo PRI” encabezado por Humberto Moreira y postulando en la eventualidad a Enrique Peña Nieto como candidato a la Presidencia. El retorno del revolucionario a Los Pinos no traería caos al país en su inmediatez, la dinámica indica que en los primeros meses siempre hay una expectativa, pero los indicios hoy, dan clara muestra de que no tienen la intención de reformular su acción política y si de instaurar el viejo modelo con la cara joven de Peña.


Ejemplos claros de lo anterior son el Estado de México y Coahuila, 2 entidades en donde se hereda el poder cínicamente, donde los medios están amarrados a favor del gobernador o del candidato del partido en el poder, la compra de votos no se ha modificado desde los tiempos populistas de Echeverría, el discurso, fundamental en la política, sigue siendo el mismo moralino insostenible, ese que hace hincapié en la estupidez desmemoriada de nosotros.


En Coahuila los niveles de aprobación del hermano Humberto Moreira, Rubén Moreira, superan el 60% paralelamente es un estado en el abandono por parte del gobierno estatal que solo es un espectador y un limosnero de la ayuda federal, aunque por supuesto es muy efectivo en organizar la redes para que el candidato del PRI asegure la entidad para la familia Moreira.


El Estado de México, es el bastión PRIsta por antonomasia, no hay duda que de ahí se abastecen de los recursos necesarios para ganar elecciones en todo el país, el control de los medios locales y de las estructuras de poder, desde un gremio de taxistas, carniceros tianguistas, etc. Son anexados a la dinámica del poder revolucionario. Las condiciones para competir políticamente en este contexto en algunas regiones de la entidad son hasta riesgosas, prueba de ello son los ataques al candidato del PAN Luis Felipe Bravo Mena.


En democracia es legítima la aspiración de cualquier partido por ganar el poder, en mi caso como PANista entiendo que Acción Nacional no puede pretender permanecer en la presidencia por 70 años continuos. Tanto el PRD como el PRI tienen chances de hacerse del poder, pero lo que me parece indignante es la pretensión sin un opción real y leal, ya que la única alternativa que presentan es volver al sitio infernal, del que nos costo dolorosamente en algunos casos, salir.


“El nuevo PRI” nunca me ha contestado en diversas oportunidades, ¿Cuál y como “fue” el viejo PRI? ¿Como asumir a un “nuevo PRI” sin haber reflexionado y llegar a una autocritica? La referencia de una nuevo PRI implica necesariamente una transición y en su caso una aceptación de los vicios del pasado. Nunca paso todo lo anterior ¿Cómo “confiar” en un nuevo PRI?


La democracia que conseguimos en el 2000 está en riesgo¡, no veo ningún incentivo por el cual el PRI tenga que reformar y dar modernidad al sistema político, no veo ninguna señal por la cual el PRI haya demostrado nuevas actitudes, al contrario, aun sin haber llegado a la presidencia ya nos enseña los dientes y los malos manejos en las entidades, ¿Qué tipo de interlocución se podrá tener con Moreira siendo el partido en el gobierno?


El riesgo para la democracia no está en que vuelva el PRI, sino que no ofrezca nada más que humo y que se evidencie que no tiene ánimos ni incentivos para desarrollar al país, lo único que muestra en todas partes es su deseo de volver al poder y de asegurarse en él un buen tiempo.


Las crisis económicas que vivieron nuestras familias en 70 años, parecen haber sido olvidadas, los asesinatos de muchos en el campo, en las plazas públicas parecen no tener importancia, la nula libertad de expresión parece ser soslayada por la libertad de expresión, la opresión política es añorada por la pluralidad incompetente.


En el 2000 entramos inexpertos al juego del laberinto democrático y que al no saber juzgar, corremos el riesgo de retornar a donde ya no sabemos si se podrá salir pronto y a que costo.


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