Amuse-bouche

Habrá por tanto en este relato dos discursos paralelos que nunca se encontrarán, uno, éste, que podremos seguir sin dificultad, y otro que, a partir de este momento, entra en silencio. Interesante solución.

Creo que en la cabeza de salomón el no querer y el no saber se confunden en una gran interrogación sobre el mundo en que lo pusieron a vivir, es más, pienso que en esa interrogación nos encontramos todos, nosotros y los elefantes.


                                                          José Saramago (2008). El viaje del elefante

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