Nueva generación de líderes.
“Ricardo Anaya no debe ser
presidente del Partido Acción Nacional porque detrás de él estará la figura de Gustavo Madero quién controlará
desde su curul los destinos del partido”. Es uno de los argumentos más fuertes, si no es que
el único argumento importante que se esgrime en contra de la candidatura del
joven queretano.
Al momento que se publican estas líneas, (en el
periodico Congresistas) el PAN está llevando a cabo su proceso de elección para
presidir el Comité Ejecutivo Nacional y los candidatos son el Senador con
licencia Javier Corral, Licenciado en Derecho y Ciencias Sociales en la
Universidad de Occidente, Diputado local 1992-1995, Presidente del CDE del PAN
en Chihuahua 1994-1997, Diputado Federal 2 veces y también Senador de 2000 a
2006. En la otra esquina se encuentra el Diputado con licencia Ricardo Anaya que
es Licenciado en Derecho por Universidad de Querétaro, Maestro en derecho
fiscal por la Universidad del Valle de México, Doctor en Ciencias Políticas y
Sociales por la Universidad Nacional Autónoma de México, además fue Diputado
local donde fungió como Coordinador del Grupo Parlamentario, Presidente del
Comité Directivo Estatal en 2010, Subsecretario de Planeación Turística de la
Secretaría de Turismo del Gobierno Federal, Diputado Federal desde 2012 llegando
a ser Presidente de la Cámara de Diputados y presidente interino del CEN.
Al Senador Corral nadie le niega su sobresaliente
habilidad oratoria, su buena memoria y su capacidad política, dentro y fuera
del PAN es reconocido por su perfil y trayectoria, también se le relaciona con
la izquierda por su inclinación hacia el activismo. Lo recuerdo recientemente
organizando manifestaciones en contra de la Ley de Telecomunicaciones o a favor
de que Aristegui fuese reinstalada en MVS, definitivamente verlo y escucharlo
en tribuna es un agasajo coincidas o no con él. No tengo la menor duda de que
es un hombre trabajador, firme y congruente consigo mismo, es un encantador de
serpientes.
Pero, también es del dominio de muchos, que su
personalidad no le ayuda a formar grupos grandes o incluso pequeños, es
conocido entre sus colegas como “el llanero solitario” o “lobo estepario”.
Paradójicamente la fuerza del Senador es también su talón de Aquiles, ya que no
es precisamente un líder, debido a su personalidad, no seré el primero que diga
que Javier Corral parece más un mesías que un líder, tampoco seré el primero
que lo comparé con Andres Manuel López Obrador por el culto a él mismo que irremediablemente
emana. En síntesis Corral es brillante pero es un predicador y el PAN necesita
un líder que marque un rumbo, no una personalidad a la cual adorar.
Por eso creo que lo mejor opción para el PAN en
este momento es Ricardo Anaya y no solo porque hay poco material de donde
escoger, sino porque aunque hubiese mucha tela, Anaya ha demostrado habilidad
política natural, creciendo exponencialmente en muy poco tiempo como en su
momento lo hizo Gustavo Madero, pero con la gran diferencia de que no se ha
enlodado ni ha dado una declaración en falso.
Consideremos que el joven de Querétaro es un hombre
que superó la prueba cuando asumió la presidencia de la Cámara de Diputados y tuvo
que lidiar con el PRI de Manlio Fabio Beltrones y con un PAN en pugna
constante, dando resultados satisfactorios, logrando acuerdos y estableciendo
una dinámica legislativa activa y responsable. Es el mismo caso cuando asume la
Coordinación del Grupo Parlamentario y cuando asume la Presidencia interina del
CEN del PAN, dejándose ver inmediatamente a pesar de que su encargo era
temporal, logrando posicionar al partido dándole un poco de más fuerza y elevando
el tono crítico frente al Gobierno Federal.
Anaya ya lidió exitosamente con Beltrones, -
virtual presidente del PRI - con los Calderonistas y en la campaña con Corral,
todos perfiles en principio más imponentes y que poco a poco fue superando hasta
el día de hoy que se pondrá a la cabeza de todos los panistas, que marcará el
rumbo de una potencial renovación. Se le ponen signos de interrogación derivado
de su juventud, pero no se ha equivocado aún, ni siquiera da una declaración en
falso, es un hombre metódico y en ascenso.
Alguien siempre está detrás de alguien, todos
tenemos un jefe o dependemos de alguien, pero aun así nos gusta mucho la teoría
de la conspiración, en muy pocos casos le atinamos y en la gran mayoría fallamos.
Un reciente artículo del MIT Review se titula: Negar la evidencia científica y
creer en conspiraciones van de la mano y enfatiza en la tendencia fácil
de pensar en el complot de la derecha y la conspiración de la izquierda.
“La forma de pensar de los
conspiracionistas es, claro está, recursiva por naturaleza: toda evidencia que
contradiga su hipótesis simplemente representa mayor evidencia que confirma el
encubrimiento nefasto en curso”.
Pero aun así persiste - el también legitimo -
argumento de los conspiracionistas, de que Madero estará detrás de Anaya y que
la presidencia del PAN seguirá en las manos de la misma persona, lo que me
parece manipulador y obvio, es decir, en todas las democracias los liderazgos
crecen bajo el cobijo de otros liderazgos, es natural e inevitable – lo único
que nace de la nada son los mesías, perfil que el PAN ni cualquier democracia
necesita – en el libro Liderazgo en tiempos de crisis, el
ex presidente del gobierno español Felipe González, habla sobre las acciones de
un líder, entre las que se encuentra la de generar más líderes y no perpetuarse
en el poder.
Según Felipe González las características de un
líder deben ser:
·
Compromiso
con un proyecto
·
Hacerse
cargo del ánimo de los demás
·
Influir
en el ánimo de los demás
·
Coordinar
equipos humanos
·
Procesar
información relevante rumbo al objetivo
·
Tener
fortaleza emocional
Con base en eso, Anaya ha dado muestra de cubrir
los 6 puntos descritos por González y en el caso de Corral, percibo que el
proyecto es él, además considero que no es una persona que se haga cargo del ánimo
de los demás y dudo mucho de la fortaleza emocional que tenga.
Es pertienente reconocer el liderazgo de Madero
desde su primera aparición como Diputado, después como Senador donde llegó a la
Coordinación al Grupo, también como presidente del partido y como aglutinador
de la mayoría panista, pero aún más importante por la formación de un nuevo
líder (Ricardo Anaya) por permitir que creciera y la fortaleza que debió tener para
ceder las riendas cuando aún podía seguir imponiéndose.
Por otro lado y abonando a la teoría
conspiracionista de ¿Quien está detrás de quien? ó ¿Quien es el jefe de quien?.
Detrás de Corral se encuentra nada más y nada menos que el Senador Javier
Corral, habría que evaluar quien representa una mejor o peor influencia para
cada uno de los candidatos al CEN Panista. En lo particular soy de la idea de
no satanizar lo obvio, lo inevitable y lo natural, si alguien está detrás de
alguien es normal y no es necesariamente determinante.
Ricardo Anaya cubre el perfil que necesita el PAN y
que demanda México, está calificado e incluso, si tiene un buen desempeño,
puede ser la mejor opción para el PAN rumbo a 2018, a pesar de que hay dos apuntados,
una que no ganará y otro que es demasiado polémico. Ricardo Anaya es el joven
maravilla, es el Adolfo Suarez mexicano, un político que tiene el potencial de
modificar la dinámica actual, reconfigurar al partido y sentar las bases desde
2016 para las elecciones presidenciales.
Esta elección es importante sobre todo porque coincide
con los relevos del PRI - que eligió bien designando a Beltrones - y del PRD, -
que elegirá mejor de cómo lo ha hecho los últimos años, considerando que entre
los candidatos están Fernando Belaunzarán, Zoé Robledo y Armando Ríos Piter - esto
significa que la presidencia de los tres partidos más importantes estará en
manos de perfiles jóvenes de la Generación X casi de la Y, que bien podrían ser
los tres candidatos presidenciales. Todos, incluyendo hasta Manlio Fabio,
representan un cambio, de alguna manera una renovación, que las elecciones
intermedias adelantaron y exigieron.
Los próximos tres años nuestra democracia debe
entrar en un etapa de madurez, los relevos generacionales ya están llegando, es
momento de dar la batalla histórica “cultural”
contra la corrupción, para que en la tercera década del Siglo XXI, México
aproveche el potencial que propios y extraños dicen que tiene.
Carlos Saavedra.
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