Amuse-bouche

Aquí, los temas del arte fantástico eran cosas de tres dimensiones; se les palpaba, se les vivía. No eran arquitecturas imaginarias, ni piezas de baratillo poético: se andaba en sus laberintos reales, se subía por sus escaleras, rotas en el rellano, alargadas por algún pasamanos sin balaustres que se undian en la noche de un árbol. No eran tontas las observaciones de Mouche; pero yo había llegado, frente a ella, al grado de saturación en que el hombre, hastiado de una mujer, se aburre hasta de oírle decir cosas inteligentes....



Alejo Carpentier (2004) Los pasos perdidos

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